En domótica existen una serie de estándares como ya decíamos en un artículo anterior. Uno de ellos es el X10, un protocolo que regula la comunicación entre aparatos electrónicos. Se desarrolló en Escocia a mitad de la década de los 70, por lo que se establece como uno de los primeros desarrollos para domótica creados y todavía sigue teniendo vigencia.
Una de sus ventajas es que puede aprovechar la red eléctrica de 220V ya existente en cualquier casa o piso actual (es un sistema basado en onda portadora), o una red de radiofrecuencia. Es bastante flexible y pueden conectarse nuevos elementos sin complicaciones, incluso cuando lo hacen personas que no tienen experiencia en este campo, por lo que no obliga a comenzar desde el principio con demasiados elementos.
En teoría, tiene un límite de instalación de hasta 256 elementos que necesiten una dirección de red, pero como contrapartida suele ser la modalidad más económica del mercado.